Sonrisas Eternas
Ultimamente he estado reflexionando los momentos que compartí con mi abuelitos. Desafortunadamente no tuve la dicha o fortuna de crecer junto a ellos, y no es culpa de nadie, solo que así sucedieron las cosas. La vida a veces no es justa pero si nos llenamos de rencor y rabia de por que suceden las cosas de cierta manera, perdemos tiempo, y el tiempo no perdona. De niña nunca me pregunte por que no estaba rodeada de familia, no lo veía raro por que la mayoría de amistades que teníamos estaban en la misma situación. Emigrar a otro país en busca de una mejor vida y a cambio dejar todo atrás, familiares, amistades, cultura, tu país, es algo que solo los que lo hacen pueden entender. Ahora que entiendo los sacrificios de mis padres, es inevitable sentirme triste. Siento tristeza por que no me imagino separarme de ellos por tantos años, no verlos, no escuchar sus voces todos los días, sentir sus abrazos, y hasta sus cantaletas… Tanto tiempo lejos de sus seres queridos y sin saber cuándo podrían verlos otra vez.
En el 2009, perdi a mi abuelita materna. Gracias a Dios logramos viajar a Colombia un mes antes de que falleciera, pero cuando me despedí no pensé que iba a ser la ultima vez. Cuando cierro mis ojos me puedo transportar al momento preciso cuando me despedí de ella. Ella estaba en el segundo piso, y cuando baje las escaleras, sentía mis piernas sin fuerzas. Tenia catorce años en ese entonces, y tal vez lo único que me arrepiento es no haberle dicho todo lo que ahora a mi edad se me ocurre.
En Junio-Julio del 2014 estaba en La Habana, Cuba, haciendo un viaje con mi universidad con el objetivo de conocer mas a fondo el Sistema Nacional de Salud de Cuba. Como estábamos en un país que tiene un gobierno comunista, pueden imaginarse que nosotros estábamos incomunicados con el resto del mundo. No teníamos internet en los teléfonos y el único internet que teníamos se podia usar únicamente para mandar correos electrónicos. Mi mami y novio (en ese entonces) lograron llamarme unas veces. Me acuerdo que era un sábado en la mañana, y gritaron mi nombre en el pasillo. Era una llamada. Pasé a el teléfono y era mi novio. El estaba muy callado, lo escuche como cabizbajo y solo me pregunto cómo estaba y me repitió varias veces que me amaba mucho. No me dio suficiente tiempo para preguntarle porque estaba tan apagado, al ratico me entro una llamada de mi mama. Apenas le conteste, me entro una angustia. Y mi intuición no me falló , porque esa mañana se nos fue mi abuelito. Ya pueden imaginar cómo me dio la noticia, estar tan lejos de mi familia, en un país extraño, incomunicada prácticamente. Lo único que se me ocurrió hacer el siguiente día fue asistir a una misa para honrar la memoria de mi abuelo. Fue uno de los días más dolorosos que he tenido que vivir.
Hace un par de meses estuve en Colombia, visitando a mis abuelitos paternos. Fue una bendición estar con ellos y consentirlos y decirles cuánto significan en mi vida. Aunque me dio muy duro verlos en un estado tan frágil, no cambiaria el tiempo que estuve con ellos por nada en el mundo. Sé que el tiempo que les queda es poco y era urgente para mi estar con ellos. Quisiera que ese tiempo fuera eterno, pero sé que el amor que nos tenemos si lo es.
Algo que me llevo grabado de cada uno de mis abuelitos son sus sonrisas. Quiero recordarlos así, sonrientes y sin dolor. Tengo tanto que agradecerles y espero que estén orgullosos de la persona que soy. No es el la cantidad sino la calidad de tiempo que pasas con esos sere que amas, y eso es lo que me mantiene tranquila… Aprovecha cada segundo con los que amas, no dejes de demostrarles ese amor; no sabemos si mañana vendrá.
“What is life, what is love?
What is time, what is choice?
What is everything?
Everything is nothing without you.”